
En la víspera del siglo XXI, Abderrahmane Sissako, cineasta mauritano
que vive en Francia, regresa a Sokolo, un pueblecito de Mali, para
reunirse con su padre: “Querido padre, te sorprenderás e incluso te
preocuparás al recibir una carta mía. Lo hago para estar seguro de que
todo está bien. Ha ocurrido algo importante que me trae de vuelta a
Sokolo: el deseo de filmar la vida en Sokolo, la vida en mi tierra, así
como el deseo de alejarme de todo, sabiendo que pronto llegará el año
2000 y nada habrá cambiado para bien. Lo sabes mejor que yo.” Sissako
llega al pueblo, se cambia de ropa, monta en bicicleta y pasea por las
calles... (FILMAFFINITY)
"...Abderrahmane Sissako nos muestra cómo pasan los días
en Sokoló, un poblado de poco más de 4000 habitantes situado cerca de
Mauritania, junto al canal del Sahel (en la cuenca del Níger, construido
en 1947, provincia de Segou)....
...La excusa, el arranque, es una carta que escribe el
propio cineasta a su padre en la que le comunica su deseo de regresar de
París a Malí para “filmar la vida en Sokolo, la vida en la Tierra, así
como el deseo de alejarme de todo, sabiendo que pronto llegará el año
2000 y nada habrá cambiado para bien. Lo sabes mejor que yo". En efecto,
Sissako llega al pueblo, se cambia de ropa, monta en bicicleta y se
pasea por las calles y el campo de Sokoló, filma y escribe. Nos deja un
trabajo poético-político, incluso cómico en algunos momentos....
....Una película fresca, con Nana como maestra de
ceremonias, recorriendo en bici calles, casas y campos de Sokoló.
Voluntariamente lenta, “lejos de la velocidad loca, lejos de aquella
Europa, como decía el poeta, totalmente descompuesta de gritos, de
corrientes silenciosas de desesperanza”; una Europa “que se sobreestima”
(de la carta de Sissako a su padre). Muestra una ciudad representativa
de otro mundo, de otra vida. “En Europa estáis en lucha continua con el
tiempo: os atrapa, e intentáis atraparlo. No es nuestro caso aquí, en
África. Nosotros tenemos el aire y el tiempo de respirarlo. Vamos al
paso del camaleón, suavemente, suavemente. Nos preocupamos de estar en
nuestros campos, de producir, de vivir felices” (palabras de un
habitante de una pequeña población del Chad)...".
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