
Historia de amor entre un hombre que acaba de salir de la cárcel y una mujer que sufre de una parálisis cerebral. Aclamado film ganador de numerosos premios en festivales. Una película singular, sin duda, Oasis, del ministro de cultura de Corea del Sur, Lee Chang-dong. Dura hasta provocar el rechazo, de una honestidad rayana en lo absoluto, la obra a tratar debe su singularidad a su naturalismo exacerbado, que provoca en el espectador la sensación de estar contemplando algo absolutamente real y presente. Si en Aranoa el "cine social" se tiñe de una apestosa moralina que hace prejuiciosa la mirada del director-guionista, la mirada de Lee es limpia y pura. Lee no manipula a los personajes para que conmuevan de una determinada manera, como si hace Aranoa, cuya mirada prejuiciosa establece de antemano la actitud que los espectadores han de tomar frente a cada personaje. Precisamente aqui, como en muchos otras ocasiones, acontece la paradoja de que el pretender a toda costa lograr la emoción en una obra implica precisamente lo contrario. Si el cine social de nuestra época ha de tratar acontecimientos de nuestra época, ¿debe narrarse edulcoradamente, con tramas ingenuas, masticadito, para que el espectador no se asuste demasiado y se salga de la sala y no vuelva a una película semejante en su vida? Claro, a Lee lo han visto cuatro gatos, pero a Aranoa lo ha visto todo el mundo. Las peliculas de Lee me parecen duras y poco "llamativas" en general para el gran público. Hombre, desde luego, no han sido estrenadas en España que yo sepa, y claro, el gran público no puede opinar, porque desde el principio la prejuiciosa mirada del distribuidor da por hecho que los films de Lee no interesan a casi nadie. Da la impresión de que se piensa que el público es poco diverso, que le interesan sólo y exclusivamente un determinado número de películas, y que no hay negocio con el cine de, por ejemplo, Lee. Oasis: obra de arte, conmociona y no es fácil de digerir. - mas info>
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