
Darezhan Omirbaev se gradúa en 1987 en el V.G.I.K. de Moscú y poco
después dirige su segundo y emblemático cortometraje, Shilde, que podría
definirse como el antecedente inmediato de Kardiogramma en su
particular recorrido autobiográfico. En Shilde, dos niños quedan
prendados de una película de Bollywood, y para poder pagar una nueva
entrada deciden robar unos melones para luego venderlos. Partiendo de
esta anécdota mínima, Omirbaev establece su visión de la infancia
mediante el descubrimiento del mundo a través de una mirada inquieta y
asombrada por las imágenes del cine y de los sueños, único medio para
evadirse de una aburrida tarde de verano, demostrando una fuerza poco
habitual en una obra primeriza. Otra muestra del talento de este
director.
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