En Latcho Drom la minoría elegida es el pueblo gitano y su música, infaltable en bodas, bautizos o funerales, es tomada por Gatlif como el elemento formal fundamental para evidenciar dos tipos de transmisión: La que se hace de generación en generación por tradición oral y la que un pueblo recibe del lugar que va habitando sucesivamente.
(FILMAFFINITY)Premios
1993: Cannes: Un Certain Regard
E X C E L E N T E
La música como lenguaje universal y educativo
Estamos ante un irrepetible trabajo etnográfico en torno al pueblo gitano de Tony Gatlif, francés-argelino de etnia romaní (lo cual explicaría que en sus películas siempre esté tratando de mostrar el mundo desde la cosmovisión gitana). El trabajo que este director y músico ha realizado para acercar la realidad de su pueblo al mundo es innegable. Aquí nos encontramos con un recorrido que va desde Egipto hasta España, pasando por Turquía, India, Hungría, Rumanía, Eslovaquia y Francia acompañando a diversas comunidades gitanas. Una de las cosas más interesantes que nos permite observar el documental son las grandes diferencias existentes entre las diferentes comunidades que diseminados por el mundo mediterráneo y de Europa oriental componen el pueblo gitano pero, al mismo tiempo, percibimos una similitud: la música como columna vertebral de su cultura y tradiciones, una música donde el ritmo y la palabra son esenciales, porque son el corazón que hace bombear la sangre de este pueblo. En este caso la música se convierte en una forma de expresión y, al mismo tiempo, en el vehículo transmisor de la cultura y las tradiciones: en todas ocasiones la gente se reune en torno a la música, los más pequeños observan a sus mayores: las niñas observan y tratan de imitar los baíles, los niños contemplas envelesados el ritmo de los dedos y las manos sobre los instrumentos, tratando de descifrar el secreto del ritmo. Es un fenómeno interesante desde el punto de vista etnográfico porque seguramente éste sea el único pueblo en todo Occidente que posea íntegramente una cultura oral. Como podemos ver en las escenas grabadas en Badajoz todo el mundo tiene su parte en la fiesta, porque no sólo es una fiesta, es una escuela como voy a intentar explicar: unos tocan, otros bailan y algunos cantan.
Las canciones hablan de temas bastante variados, pero todos ellos de importancia vital en el modo de vida de los gitanos: uno de los temas sería la importancia de los lazos familiares a pesar de la distancia. Esto lo podemos ver en las primeras escenas en el Norte de África o la India.
No menos destacable es la aceptación resignada del destino, así un buen ejemplo sería el muchacho gitano que canta en las escenas de España lo deja bastante claro cuando dice que "Los gitanos somos así, no hay quien cambie nuestra forma de vivir. Seguimos tradiciones porque el tiempo va pasando, porque son nuestras costumbres las que Dios nos ha mandado. Lo llevamos en la sangre", aceptan su diferencia como algo inevitable y como motivo de orgullo por ser regalo divino. Sin embargo una de las cosas que observamos en el documental es que una cultura no es un elemento inmutable, sino que está expuesto a todo tipo de influencias por parte del entorno en que se desarrolla, de ahí las diferencias entre las diferentes comunidades que aparecen en el documental a pesar de que en su día fueran un pueblo con un mismo origen.
El amor y la superstición son aspectos interesantes, con tratamientos del tema tales como "El fuego que quema en mi vuelve mi alma loca", llegando a hablar desde el la fusión entre dos personas a la fidelidad.
La memoria histórica ha sido para mí quizás el aspecto más interesante, pues permite observar la pervivencia de los traumas del pasado y el modo en que se utilizan para configuran la cosmovisión del mundo por parte de la comunidad gitana. En este sentido explicarían su necesidad de errar sin rumbo por ser rechazados e incomprendidos allá donde van. Por ejemplo, a su paso por Rumanía el documental cuenta con la participación del grupo Taraf de Haidouks (bastante conocidos en el mundo de la música zíngara) que nos habla de la visión que los gitanos tienen de Ceaucescu, visto como un criminal que desgarró al pueblo hasta "destruir Rumanía". Su final es percibido como el renacer de la primavera y de la libertad. Igualmente hablan de los episodios de Timisoara, muy presentes en la memoria rumana, cuando comenzó un levantamiento popular que habría de extenderse por todo el país en 1989 hasta acabar con la dictadura de Ceaucescu.
A su paso por la República Checa nos encontramos con una anciana que pasó por el campo de exterminio de Auschwitz como bien atestigua su tatuaje con el número de prisionera y su canción: "En Auschwitz nos morimos de hambre, en los grandes hangares se nos encarceló. En Auschwitz la vida está tan lejos y la muerte tan cerca. El pájaro negro quiere arrancar mi corazón (en referencia al uniforme que portaban las SS)". De este modo vemos un recuerdo al genocidio que se llevó a cabo contra el pueblo gitano, a menudo eclipsado por el aparato propagandístico montado en torno a la Shoah. Además, curiosamente encontramos que la anciana lleva una pitillera con el rostro de Vaclav Havel, el líder de la Revolución de Terciopelo que devolvió la democracia a Checoslovaquia y el fin de los problemas que el socialismo real había supuesto para los gitanos.
Para acabar nos encontramos en España con la cantante de flamenco Cuita que pone el broche a un fantástico documental con su voz y con los fantásticos planos tomados por Tony Gatlif. Tras presenciar el desalojo de una casa ocupada por gitanos en el centro de Badajoz sube a la loma desde la que ellos contemplan la ciudad, la civilización de la que han sido rechazados, empujados a los márgenes de una sociedad que no los quiere. Desde allí Cuíta canta ¿Porqué me escupes en la cara? ¿Es por mi piel morena y porque soy gitana? Desde Isabel la Católica, desde Hitler hasta Franco fuimos víctimas de sus guerras". Siempre, víctimas de la incomprensión, huyendo de un lugar a otro, condenados a ser vagabundos por siempre.
por davilochi Teruel (España)