1990. La guerra estalla en la provincia georgiana de Abkhazia, que busca independizarse. Un hombre estonio, Ivo, decide quedarse, a diferencia del resto de sus compatriotas, para ayudar a su amigo Margus con la cosecha de mandarinas. En los inicios del conflicto, un par de soldados resultan heridos a las puertas de la casa de Ivo, y éste se ve obligado a cuidar de ellos. (FILMAFFINITY)
http://www.filmaffinity.com/es/film894315.html
Premios
2014: Premios Oscar: Nominada a Mejor película de habla no inglesa
2014: Globos de Oro: Nominada a Mejor película de habla no inglesa
2014: Satellite Awards: Nominada a Mejor película de habla no inglesa
La guerra, en casa
Mandariinid es una película de guerra. Claramente antibelicista. Un ejemplo magistral de cómo plasmar en la gran pantalla la virulencia de una guerra con poquísimos pero muy potentes referentes de la contienda. Un film que lleva la lucha armada al terreno de la metáfora, al relato íntimo, a espacios más simbólicos y a contextos más amplios y atemporales. Sus diálogos son sabios y serenos. Su drama aflora poco a poco, sin caer en estrategias lacrimógenas. Habla por encima de todo de la condición humana. Y además, nunca olvida su realidad histórica, de forma que, aun pudiendo sentir en cada instante la tensión de una guerra vecina, las irrupciones de ésta (por ejemplo, en la escena de la improvisada barbacoa, truncada por el bombardeo de la casa de Margus) sacuden al espectador con la virulencia de un misil que estalla a pocos centímetros de nuestro rostro, como un recordatorio de la crudeza de los acontecimientos que tienen lugar más allá de los mandarineros que cobijan a los personajes.
Una película rica en matices que en su tramo final condensa una preciosa historia de autoexploración y reconciliación. Mandariinid no omite la guerra: la plasma en otros niveles. Y el registro por el que aboga el film está en el compromiso, pero también en un halo de melancolía lírica que eleva la película a la categoría de grandiosa tragedia clásica. O, siguiendo la poderosa imagen de la mandarina, podríamos decir que el film es un fruto en apariencia dulce, con regusto ácido en su interior y con piel áspera a la par que delicada. Vale la pena saborearla: estamos sin duda ante una de las películas del año.
por: Xavier Vidal, Amposta (España)
Delicado sonido de tormenta.
Película poética, de firmeza pausada, oda contra la guerra. Y un personaje principal inolvidable este Ivo cargado de humanidad, eje angular de una parábola sobre las virtudes humanas en tiempos de maleza. Una historia triste de tantas historias de guerra -como diría Carlos Sorín, una historia "mínima"-. El odio, la redención, la soledad, el perdón, la injusticia. Es un gajo amargo de una mandarina tierna; el dulce y el agrio mezclados en la boca.
Y además, anima a leer sobre una guerra tan olvidada como cruenta. Y sobre la historia de estas tierras.
por: satantango
http://www.filmaffinity.com/es/film894315.html
Premios
2014: Premios Oscar: Nominada a Mejor película de habla no inglesa
2014: Globos de Oro: Nominada a Mejor película de habla no inglesa
2014: Satellite Awards: Nominada a Mejor película de habla no inglesa
La guerra, en casa
Mandariinid es una película de guerra. Claramente antibelicista. Un ejemplo magistral de cómo plasmar en la gran pantalla la virulencia de una guerra con poquísimos pero muy potentes referentes de la contienda. Un film que lleva la lucha armada al terreno de la metáfora, al relato íntimo, a espacios más simbólicos y a contextos más amplios y atemporales. Sus diálogos son sabios y serenos. Su drama aflora poco a poco, sin caer en estrategias lacrimógenas. Habla por encima de todo de la condición humana. Y además, nunca olvida su realidad histórica, de forma que, aun pudiendo sentir en cada instante la tensión de una guerra vecina, las irrupciones de ésta (por ejemplo, en la escena de la improvisada barbacoa, truncada por el bombardeo de la casa de Margus) sacuden al espectador con la virulencia de un misil que estalla a pocos centímetros de nuestro rostro, como un recordatorio de la crudeza de los acontecimientos que tienen lugar más allá de los mandarineros que cobijan a los personajes.
Una película rica en matices que en su tramo final condensa una preciosa historia de autoexploración y reconciliación. Mandariinid no omite la guerra: la plasma en otros niveles. Y el registro por el que aboga el film está en el compromiso, pero también en un halo de melancolía lírica que eleva la película a la categoría de grandiosa tragedia clásica. O, siguiendo la poderosa imagen de la mandarina, podríamos decir que el film es un fruto en apariencia dulce, con regusto ácido en su interior y con piel áspera a la par que delicada. Vale la pena saborearla: estamos sin duda ante una de las películas del año.
por: Xavier Vidal, Amposta (España)
Delicado sonido de tormenta.
Película poética, de firmeza pausada, oda contra la guerra. Y un personaje principal inolvidable este Ivo cargado de humanidad, eje angular de una parábola sobre las virtudes humanas en tiempos de maleza. Una historia triste de tantas historias de guerra -como diría Carlos Sorín, una historia "mínima"-. El odio, la redención, la soledad, el perdón, la injusticia. Es un gajo amargo de una mandarina tierna; el dulce y el agrio mezclados en la boca.
Y además, anima a leer sobre una guerra tan olvidada como cruenta. Y sobre la historia de estas tierras.
por: satantango